En 1890 se realizó el primer asentamiento en el lugar, a través de una familia terrateniente, quienes iniciaron la producción de cocos. Estableciendo el rancho «San Crisanto». Con el tiempo se convirtió en una comunidad bajo el estatus de comisaría del municipio de Sinanché.
El crecimiento de la comunidad se fue dando por la actividad pesquera, la salinera y la agrícola, siendo todas estas actividades desarrolladas por las familias terratenientes y concesionarios, en donde los habitantes de San Crisanto eran jornaleros sin prestaciones sociales. Ante la exclusión del acceso a los recursos naturales disponibles, se fue gestando la necesidad de contar con tierras conforme al programa del reparto agrario para la comunidad.
Las actividades que fueron emprendidas en ese entonces alteraron las condiciones ambientales y aumentaron con el desarrollo de obra publica como caminos, infraestructura pesquera, los embalses salinos, etc.
En 1995, a partir del paso del huracán Roxana, los miembros del Ejido San Crisanto acordaron tomar acciones para resolver las inundaciones, abriendo la carretera San Crisanto – Sinanché. De esta manera, se construyó el primer paso de agua que influyó en la resolución del problema de inundación. Los resultados obtenidos dieron la pauta para iniciar el proyecto de restauración hidrológica del manglar mediante el mantenimiento y desazolve de canales y cenotes al interior del manglar.
Dada la evidencia por los resultados obtenidos en las intervenciones, a los tres meses el número de peces y la presencia de aves acuáticas dieron pautas a formalizar el proyecto de restauración hidrológica del manglar dando inicio a “San Crisanto, un proyecto de desarrollo sustentable”.
En 2001 se registró el área de tierras de uso común del Ejido San Crisanto, como UNIDAD CONSERVACIÓN Y APROVECHAMIENTO SUSTENTABLE DE LA VIDA SILVESTRE(UMA) en una superficie de 1020 hectáreas con el propósito de conservar y mantener Mangle rojo (Rhizophora mangle), blanco (Laguncularia racemosa) y botoncillo (Conocarpus erectus) y el cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletti).
En 2002 como parte de la acciones comprometidas en la UMA se inició el monitoreo del manglar mediante once líneas de medición con parte de los recursos que se obtuvieron del NAWCA y fondos del gobierno federal.
Educación Ambiental
Se inició un programa de educación ambiental desde 2004, acciones que en su conjunto han hecho y hacen que el manglar de San Crisanto, sea de los mejores conservados en la península habiéndose de reconocer que pese al daño infringido por el huracán Isidoro, con la pérdida del 99% de la cubierta vegetal, a la fecha se haya recuperada el 80% de esta masa arbórea.
El objetivo de las reuniones es involucrar a estos tres grupos para la formación ambiental y ejecutar estos conocimientos en la misma comunidad. Actualmente existe un grupo de niños, “La Ecopandilla” que realiza acciones en beneficio de la comunidad.
Desarrollo Comunitario
En marzo de 2011 instituye su Programa de Mejores Prácticas de Manejo Forestal con trabajo participativo del Ejido y la Comunidad.